POLICIAS Y LADRONES: LA POLITICA DE SEGURIDAD DE PIÑERA Y RETIRO DE COMANDO JUNGLA DE WALLMAPU



No existe la posibilidad de una policía respetuosa de los derechos, pues su fundamento de creación es la represión de esos derechos.


La propaganda gubernamental señala estos días que ha retirado a su grupo táctico policial GOPE de parte del territorio mapuche, para reforzar las llamadas Fuerzas Especiales. Las mismas fuerzas especiales que son autores de la mayoría de los tiros mortales contra mapuche en los últimos 50 años.  Aun así no sorprende ver que quienes celebran el hecho como un paso hacia un supuesto “diálogo” son los mismos que culpan a la historia cada vez que un mapuche es asesinado por el estado, eximiendo así a los autores intelectuales y a quienes se benefician económicamente con el control policial. Al mismo tiempo impresiona ver como los disfraces se imponen, como a costa del dolor mapuche intentan fortalecerse liderazgos similares al de la Central Unica de Trabajadores chilena, que parecen defender a los trabajadores pero cuyos hechos demuestran que son empleados ocultos de empresarios y gobiernos. Llamamos una vez más la atención sobre los liderazgos de bandera falsa, aquellos que intentan redireccionar las luchas en función de sus personales objetivos, siempre con voladores de luces para entretener incautos.

Agotada la legitimidad, el gobierno intenta limpiar su imagen, se reúne con cada una de las fuerzas armadas y policías para realizar tareas “colaborativas”, no les da órdenes, como claramente señala el Ministerio del Interior[1],  lo que demuestra una vez más que las instituciones armadas en Chile son deliberantes y con ello lo evidente: una democracia tutelada, un modelo plutocrático autoritario. Por supuesto que para todo gobierno esta independencia del poder armado del estado tiene la conveniencia de no ser responsables legalmente respecto de los crímenes. Debe recordarse que cada vez que un gobierno dice “la policía actuará con toda la fuerza que la ley permite” se produce un asesinato cuya legalidad se resuelve en tribunales chilenos.

No existe la posibilidad de una policía respetuosa de los derechos, pues su fundamento de creación es la represión de esos derechos. En la misma doctrina de carabineros de Chile aparece como uno de sus fundamentos la actuación genocida de Trizano en Wallmapu. Las técnicas represivas amparan la violación de todos los derechos fundamentales, de esta manera el asesinato selectivo con fines disuasivos está justificado como una necesidad. Incluso existen los mecanismos para ello, como en el caso actual, son expulsados de las filas hasta que el sistema judicial dicta sentencia. Como la “verdad judicial” depende de la habilidad de los intervinientes y de las influencias tras la mesa, el resultado permite que en muchos casos el policía delincuente vuelva a las filas represivas con toda normalidad. En caso de que ello no sea posible siempre aparecen benefactores empresarios que les aseguran al menos un trabajo bien remunerado en seguridad privada e incluso como civiles para la misma policía, como en el caso del asesino de Matías Catrileo.

No importa el nombre, si han cambiado las letras de los vehículos represivos de GOPE a FFEE, todos los grupos armados del estado son deliberantes y uno de sus principales objetivos es reprimir usando toda la fuerza que sea necesaria para evitar que la gente exija sus derechos. Como bien se ha dicho desde los afectados directos en estos días Piñera intenta reírse de nosotros. Junto a él, Angelini y Matte, los ladrones del agua, la tierra y el aire de gran parte del territorio mapuche.

Juicio y castigo a los autores materiales e intelectuales del asesinato de Camilo Catrillanca ahora!



[1] [COMUNICADO] Ministerio del Interior informa sobre reunión con el Alto Mando de @Carabdechile,
10 de diciembre 2018.