15 de abril de 2015
- La evidente campaña comunicacional contra los informes del INDH y su directora demuestran la regresión autoritaria de los estados en el siglo XXI, así como la difusa moralidad de quienes actúan de voceros de esa campaña, entre ellos el propio ministro del interior chileno Rodrigo Peñailillo, Mahmud Aleuy y José Viera Gallo entre otros personajes. En medio de la mayor y develada promiscuidad de la clase dirigente chilena imponen una discusión distractora, con el objeto de que la ignorancia social instalada por el sistema formativo-comunicacional asuma la dilución del concepto central de derechos humanos y su origen anterior y superior al de estado.
- Los derechos humanos son instrumentos cuyo rol principal es emplazar al estado frente al ejercicio abusivo del poder. Para que la sociedad en su conjunto asuma esta doctrina es necesario que la conozca. Cabe preguntarse dónde están los planes para la instalación de una cultura de derechos humanos tan anunciada en cada discurso desde 1980. También genera dudas el que no exista ninguna reacción del poder cuando los policías denuncian por los atentados a sus derechos al interior de su propia institución. Llama la atención el estilo deliberante de la jefatura de carabineros frente a las evaluaciones del organismo estatal sobre DD.HH. Quienes conocemos el actuar policial no podemos sorprendernos por las palabras de quienes disparan por la espalda y luego inventan supuestas agresiones. Sin embargo nos llama la atención la liviandad con que los gerentes políticos contradicen sus aparentes principios y discursos.
- Como ha señalado el propio Peñailillo, son casi 60 mil personas los carabineros en todo el país, con tareas represivas y algunas de limpieza de imagen en las catástrofes, generadas nuevamente por la irresponsabilidad de la clase dirigente respecto de los ritmos del ecosistema. Todas las policías del mundo concentran la violencia de estado, la que teóricamente les fue entregada por la soberanía popular. Por tanto su rol es eminentemente represivo y con ello todos los males son posibles. A diferencia de lo que dice el subsecretario del Interior, los millones de personas que nos hemos manifestado alguna vez sabemos que no existen derechos cuando el represor puede anularlos. Todos sabemos que las sanciones versus las denuncias son mínimas, difíciles y a veces irrelevantes frente al delito policial.
- No creemos que esta declaración sea leída ni publicada por los
poderosos. En ella solo compartimos la denuncia ante la comunidad local e
internacional, en Chile se prefiere hablar de la redacción de los informes de
DDHH en vez de bajar los índices de atentados a estos, junto con
expresar nuestro indignado saludo a cada uno de los dolorosos “casos
puntuales” de Aleuy, al torturado con golpes hasta la inconciencia, a la
estudiante manoseada, al fotógrafo que perdió un ojo, al peñi baleado, a
la anciana arrastrada, los niños y niñas víctimas y al siempre presente
espíritu de los asesinados.
- Destacamos el papel del INDH como una de las legítimas y escasas instancias
que ha develado y denunciado la declarada animadversión policial contra
quienes participamos de la protesta social en general y mapuche en
particular.
ALBERTO CURAMIL MILLANAO
WERKEN ALIANZA TERRITORIAL MAPUCHE