WIÑO XEKALEPATUAY TA ANTV, ZOY TA IÑ CHEGEAM / SE APRONTA EL CAMINAR DE RETORNO DEL SOL, Y NOS INVITA A SER MÁS PERSONAS.

"Llakolen wixunagkvlepakey ta ko epewvn pvle ... feyvrke ta iñ mvñetumeam ta che iñ weñetuam, wiñolepaturkealu ta antv. Fantepu mew ta We-Xipantu pituy ta che, wigkawvn mew llemay", pi ñi nvxam kiñi fvchache chvmvl.

Nos señalaba un anciano hace unos días en un lof de que "producto del proceso de awigkamient, We-Xipantu le llamamos hoy al fenómeno natural en el cual el sol retorna su caminar hacia nosotros y, en el momento  de aquella madrugada en la cual el agua corre tibia y en la cual debemos concurrir a bañarnos para ser nuevos otra vez".

Que la escritura contribuye a la muerte de una lengua ya no constituye una discusión, la historia de la humanidad tiene ejemplos que lo demuestran; sin embargo, estamos muchos empeñados para que nuestro mapuchezugun esté entre los casos excepcionales donde se  pueda demuestrar lo contrario. Pero, al pensar en wigkazugun y luego intentar transferir ese pensamiento al mapuchezugun nos trae evidentes complicaciones y aparecen cotidianamente en nuestro repertorio reivindicatorio y de sobrevivencia bañada por la desesperación que nos mueve por no desaparecer; que es el intento y objetivo  colonial DIARIO del indigenismo (que tienen variados rostros y tendencias) estatal y privado.

Sin embargo, más allá de lo mapuche, conviene hacer un sano ejercicio mental sacudido de lo contestatario, en el sentido de apreciar que la naturaleza nos convida e invita a todos y todas quienes vivimos a este lado del mundo, a los del sur. El sol retorna para todos, los brotes afectan a la naturaleza en su conjunto. el ciclo de vida para los hermanos wayashkar y yagan , así como para el chileno que vive aquí se renueva al igual que el mapuche. Visto más lejos de la denominación pura, se requiere reflexionar entonces acerca de su alcance acogedor y no excluyente, reparador y no dañino, trascendente de lo meramente terrenal.

En definitiva, nos invita la propia naturaleza al reencuentro humano. En especial a los pueblos tras la búsqueda de una identidad más definida como el chileno, a mirar este evento natural y compararlo con lo que culturalmente han trasladado desde el otro hemisferio, y del cual sus autoridades tanto gastan y desgastan en la cuenta regresiva de su tiempo cuantitativo hasta la hora cero del 1 de enero.

Es posible por lo tanto resignificar nuestras acciones -en este caso- teniendo como base para aquello a la naturaleza y la necesidad de respetarla. Allí, bajo esa mirada, esto deja de ser el "año nuevo mapuche" para transformarse en una oportunidad para repensar el espacio que ocupamos en la tierra. El fenómeno que ocurre en lo público y particularmente en las escuelas y sus preparativos para la conmemoración de cada "we-xipantu" se nota como un fenómeno que crece para bien, pero que requiere ser sacado del dominio folklórico y trasladarlo lentamente al ámbito educativo de la reflexión y del conocimiento en el sentido más amplio de se expresión. Puede redescubrirse aquí un espacio para diálogo desde la legitimidad que todos tenemos de vivir en y para la tierra, pero como personas, ta iñ chegen.


Kurvñamku